lunes, 17 de diciembre de 2007

¿Porqué "El agujero en el árbol"?

Cuando niño, y como a la mayoría de la gente, me gustaba leer o que me leyeran cuentos. Mi apetito insaciable por la lectura y el reto de ir leyendo libros con cada vez menos dibujos y mas letras hizo que en poco tiempo terminara de leer una colección de doce tomos de complejidad progresiva. Entiendo que la intención era ofrecer lectura adecuadas para cada edad del niño, pero yo, me lo leí todo en unas semanas. Sin embargo, como a los niños les gusta la repetición, disfruté por mucho tiempo releyendo las historias que devoré con ansiedad la primera vez. Volver a leer esas historias era revivir imágenes en mi mente y emociones en mi corazón.
Uno de los muchos cuentos trataba sobre un peluquero que había sido llamado por el rey para que le cortara el cabello. Antes de iniciar se le hizo jurar por su vida que jamás diría a nadie lo que estaba a punto de ver. Así lo hizo sin imaginar el secreto que estaba a punto de confiársele.
Resulta que al quitarse la corona el rey, saltaron un par de orejas de burro dispuestas una a cada lado de su cabeza. El peluquero quedó atónito pero con discreción se dedicó a lo suyo y cuidadosamente peluqueó al rey sin lastimarle las grandes, peludas y reales orejas de rucio.
Para asegurarse de que no diría nada el peluquero, el rey le recordó que pagaría con su vida si llegaba a decir algo sobre lo que había visto ese dia. El peluquero dijo que entendia la situación y calladamente salió de palacio.
Al llegar a su casa su familia le preguntó sobre su experiencia en el castillo del rey. El peluquero no dijo nada. El secreto se le atoraba en la garganta y le hacia un nudo tan grande que no le permitía articular oración alguna. Preocupado por la situación y a darse cuenta de que no podía guardar un secreto de esa magnitud, pidió ayuda a un amigo. Le contó que tenía un secreto que le costaría la vida si es que llegaba a contarlo pero que por otro lado sentía una ansiedad inmensa por los deseos de decir lo que sabía.
Su amigo le dijo que fuera al bosque y que encontrara un árbol con un agujero en su tronco, que ahí metiera la boca y que gritara con todas sus fuerzas aquel secreto que no podia contar a ningun humano.

Así lo hizo y después de gritar "El rey tiene orejas de burro" en el agujero del arbol, el peluquero se sintió aliviado...

El problema fue que del arbol con el agujero en el tronco se obtuvo la madera para tallar una flauta, misma que fue estrenada en un concierto para el rey y su corte. Así que cuando quisieron hacer música con dicho instrumento, la madera gritó aquello que el peluquero le había dicho...

No recuerdo qué fue del peluquero y del rey con orejas de burro, pero lo que si recuerdo es que todo terminó bien.

Asi espero que vaya este blog, bien.

Ahora ya saben. Aqui vendré a gritar aquellas cosas que no puedo decir, pero que quiero que todo mundo conozca.
Estan invitados todos quienes sientan lo mismo que yo.

Bienvenidos

Hugo

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